El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa

Editorial: Alfaguara

Esta novela cuenta la historia de sir Roger Casement, un irlandés que siendo cónsul de Inglaterra denunció el colonialismo en el Congo belga que vivió en carne propia al ver líderes de tribus que firmaban papeles sin saber leer a favor de los europeos, sobre todo belgas que querían explotar dicho país, gente mutilada. Casement había trabajado en empresas del África viviendo la falsa ilusión de la cristianización (era hijo de padre protestante y madre católica) y la modernización del país, pero pronto se dio cuenta de estos abusos y al regresar como cónsul redactó su informe que Inglaterra dio a conocer y generó un escándalo que afectó la imagen de Leopoldo II, rey de Bélgica. Más adelante llegó al Perú por las denuncias de gente contra Julio César Arana, cauchero peruano-británico, cuya compañía reinaba en Iquitos y abusaba de los indígenas a los que utilizaba para recoger caucho del Putumayo. Arana en la época de Leguía logró salir bien librado de la justicia peruana, lo que se recoge es que sus influencias lograron que su caso no llegue a buen puerto, la mayoría de los más de doscientos acusados no lograron ser juzgados. Utilizaba a gente morena de Barbados para controlar a los indígenas, varios de estos lo terminaron denunciando por las atrocidades que se cometían como marcar a los nativos, matarlos por no lograr lo que querían los jefes de estación o simplemente por puro gusto u obligarlos a producir más cuotas de caucho de lo humanamente posible, entre otros abusos.
La novela va mezclando sus historias de viajes como aventurero y como cónsul con su prisión en Pentonville, Inglaterra, además de varios detalles de sus primeros años. Casement luego de renunciar al consulado abrazó la lucha por la independencia de Irlanda y ello le costó una sentencia a muerte mediante la horca por parte de Inglaterra que acabó con los días de un hombre que defendió los derechos humanos y la libertad de su patria. Casement había sido capturado luego del fallido Alzamiento de Pascua, además las armas que les enviaron los alemanes, a quienes apoyó durante la Primera Guerra Mundial fueron interceptadas por Inglaterra a pesar de que el barco quisieron hacerlo pasar como si fuera noruego. En algunos pasajes también se ficcionan sus confesiones de homosexualidad basándose en sus diarios que Vargas Llosa considera que eran reales solo en parte y que se exageraba en ciertos pasajes donde considera que contaba aventuras que sir Casement hubiera querido vivir.
Luego de leerlo siento que se convirtió en uno de mis libros preferidos del Premio Nobel de Literatura 2010 y de la literatura general.

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